Communiqués de presse - Sueño con llevar la bandera chilena a lo más alto del automovilismo
Sueño con llevar la bandera chilena a lo más alto del automovilismo
Son las seis de la tarde en un café cercano al Circuit de la Comunitat Valenciana Ricardo Tormo. Frente a mí está Cristóbal Pino, un joven chileno de apenas 18 años que comienza a abrirse camino en el mundo del automovilismo europeo. Viste simple, con una polera blanca y una gorra de su equipo, pero sus ojos hablan de velocidad, de foco, y de una determinación poco común para su edad.
Acaba de lograr dos podios consecutivos en la Rookie Series de F4, ambos en el tercer lugar: uno bajo un sol intenso y otro en plena lluvia. Dos escenarios distintos, un mismo resultado: constancia y talento.
Cristóbal, ¿cómo viviste estas dos primeras fechas en Valencia?
Increíble. La primera fue bajo sol, con mucha temperatura en pista y un ritmo muy alto. Lograr el tercer lugar ahí fue especial porque era mi debut. La segunda, con lluvia, fue totalmente distinta: el auto se movía mucho, había que tener paciencia y leer la pista. Terminar nuevamente en el podio me confirmó que estoy en el camino correcto.
¿Qué se siente representar a Chile en una categoría internacional?
Es un orgullo enorme. Somos pocos los chilenos que tenemos la oportunidad de correr afuera, y cada vez que me pongo el casco pienso en eso. Llevar la bandera en el auto no es solo un detalle, es una motivación constante. Quiero demostrar que en Chile también hay talento para competir al más alto nivel.
¿Cómo llegaste a la Rookie Series y qué te motivó a dar este paso?
Siempre quise correr en Europa. Es donde están las grandes escuelas, los mejores equipos y el nivel más alto. Conseguí una oportunidad para probar un F4 y desde el primer día supe que quería quedarme. Todo es más exigente: la preparación física, los datos, las estrategias. Pero es lo que me gusta: vivir para esto.
Has logrado dos podios en tus primeras carreras. ¿Qué crees que te ha permitido adaptarte tan rápido?
Creo que la disciplina. Entreno todos los días, reviso telemetrías, trabajo con mi coach y trato de aprender de los errores. No tengo miedo a equivocarme si eso me hace mejorar. Además, la confianza del equipo ha sido clave. Me siento muy apoyado y eso se nota en los resultados.
¿Cómo es competir bajo presión en un ambiente tan competitivo?
Al principio impone respeto, porque estás rodeado de pilotos con mucha experiencia o con respaldo de academias grandes. Pero cuando se apaga el semáforo, todos somos iguales. Ahí solo importa quién maneja mejor. Trato de concentrarme en lo mío, disfrutarlo y dejarlo todo en cada vuelta.
Sabemos que buscas apoyo para seguir avanzando. ¿Qué tan importante es eso en tu carrera?
Es fundamental. El automovilismo es un deporte caro y sin apoyo se hace muy difícil avanzar. Estoy buscando empresas chilenas que quieran sumarse a este proyecto, que crean en el talento nacional. Tengo la convicción de que puedo llegar lejos, pero necesito ese impulso para seguir creciendo y dar el salto a una categoría superior.
¿Qué esperas del resto de la temporada?
Seguir mejorando. Quiero mantenerme en el podio y ojalá pelear una victoria antes de que termine el año. Cada carrera es una oportunidad de aprender algo nuevo. Mientras tenga la posibilidad de correr, voy a dejarlo todo en la pista.
¿Y cuál es el sueño que te mueve hoy?
Llegar a las categorías grandes, claro, pero más allá de eso, inspirar a otros jóvenes chilenos. Que vean que se puede, que con trabajo y disciplina se pueden abrir caminos incluso desde tan lejos de Europa. Si logro eso, ya valdrá la pena todo el esfuerzo.
Cuando termina la conversación, Cristóbal se despide con una sonrisa serena, de esas que mezclan gratitud y hambre de futuro. “Sueño con llevar la bandera chilena a lo más alto del automovilismo”, repite, convencido. Y aunque recién comienza su carrera, sus resultados ya hablan por él: talento, madurez y una determinación que promete más que un buen debut —promete un camino lleno de velocidad y sueños por cumplir.